Poner en una fuente redonda el agua, la sal y la mantequilla.
Agregar la harina, mezclando bien todo.
Una vez unida la mezcla, verterla sobre una mesa o plancha de respostería (mejor si es de mármol) y formar una bola.
Colocarla en el centro de la mesa y espolvorearla con abundante harina.
Aplastar la bola un poco con la mano.
Con el rollo, enharinado, extender la masa sobre la superficie de la mesa, presionando suavemente, primero hacia la parte más alejada de nosotros y después, volviendo el rollo y la mesa siempre que sea necesario, para que la masa no se pegue.
Obtendremos así una masa extendida, regular, de medio metro de largo por treinta centímetros de ancho.
Tomar la masa del extremo más alejado de nosotros y doblarla sobre sí misma, haciendo dos dobleces (de la misma manera que se pliega una carta para introducirla en un sobre alargado).
A continuación, doblar por la mitad, como su cerráramos un libro.
Girar la masa, así doblada, de tal manera que el canto del "libro" quede a nuestra derecha.
Poner el "libro" en el centro de la mesa y volver a extender con el rollo, hasta devolver la masa a su extensión anterior (medio metro por treinta centímetros).
Volver a plegar exactamente de la misma manera.
Esta operación debe ser repetida en total cinco veces.
Se puede dejar reposar la masa veinte minutos entre vuelta y vuelta, cubierta con un paño húmedo y en la nevera.
O bien esperar al final y dejarla reposar, del mismo modo, pero durante dos horas.